La primera vez que visitamos Venecia, en octubre del 2011, nos enamoró. Sí, a pesar de sus laberínticas calles y su agobio de gente (o quizás, más bien por estos motivos) nos encantó y teníamos ganas de volver. La oportunidad surgió cuando decidimos viajar en octubre de este año a Eslovenia. Los vuelos a Liubliana o a Trieste eran bastante caros, por lo que decidimos volar a Venecia y desde allí, en coche de alquiler, dirigirnos a Eslovenia. La decisión no fue fácil de tomar. Por un lado, nos moríamos de ganas de visitar de nuevo la ciudad de los canales y, por otro, si ya disponíamos de pocos días para conocer Eslovenia, el visitar Venecia, aunque sólo fuese por unas horas, nos restaría tiempo para el destino principal. Al final, pesaron más las ganas de volver y sacrificamos un día para Eslovenia. Había dos cosas que teníamos claro que no haríamos: la famosa excursión a Burano, Murano y Torcello y subir al Campanile , puesto que ya lo habíamos hecho años antes. Y también había dos...
Blog de viajes